Cada día se le da más importancia a la estética de un edificio. Tendemos a dirigirnos a edificios, tiendas, lugares que nos llamen la atención, por ejemplo, si vas por una calle y a la derecha te encuentras una heladería y a la izquierda otra. La de la derecha tiene un estilo básico y su fachada utiliza los colores blanco y negro. La de la izquierda tiene un helado gigante en la puerta con luces y su fachada tiene colores amarillo y azul. ¿Cuál elegirías? Obviamente la mayoría decantaríamos por la de la izquierda, que es más llamativa, pero existe una minoría que iría a la de la derecha básicamente porque pensarían que su precio es más razonable.
Aquí aparece la relación calidad-precio, la calidad aquí se refiere a la estética, ya que la mantención de esta fachada resultaría más cara, por lo tanto el precio de sus helados sube.
Queda reflejada la importancia de la estética de los edificios y cómo todos nos decantamos por lo llamativo, pero a la vez nos arriesgamos a que el precio del edificio o de la actividad realizada dentro de él sea mayor, aquí cada uno elige lo que más le convenga.
Aunque yo elija la opción más económica, me quedarán esas ganas de elegir la opción que más me gusta realmente, por ello la importancia de la estética bonita y llamativa.